Malas interpretaciones de los que creen en la trinidad
En los capítulos anteriores presentamos las verdades básicas acerca de Dios. Hemos aseverado que El es esencialmente uno y que la plenitud de Dios habita en Jesús. En este capítulo consideraremos algunos pasajes del Antiguo Testamento que algunos trinitarios usan intentando contradecir estas verdades básicas. Examinaremos estas referencias para demostrar que no contradicen el resto de la Biblia, sino que armonizan con ella. En este capítulo harán lo mismo para algunos versículos de la Escritura en el Nuevo Testamento.
Elohim
La palabra que comúnmente se usa más en el hebreo para referirse Dios es Elohim. Esta es la palabra original en casi todo pasaje del Antiguo Testamento donde vemos la palabra Dios en el español. Es la forma plural de la palabra hebrea Eloah, que significa Dios o Deidad. La mayoría de los eruditos concuerdan en que el uso de la palabra plural Elohim indica la grandeza de Dios o sus múltiples atributos; no implica una pluralidad de personas o personalidades. Los judíos ciertamente no interpretan la forma plural como algo que compromete su fuerte monoteísmo. Flanders y Cresson explican que el uso plural en el hebreo tiene cierta función fuera de indicar pluralidad: “La forma de la palabra, Elohim, es plural. Los hebreos pluralizaban los sustantivos para expresar grandeza o majestad.” La misma Biblia revela que la única manera de entender la forma plural de Elohim es que expresa la majestad de Dios y no una pluralidad en la Deidad, por su énfasis en dos puntos. Su insistencia en un solo Dios y por su uso de Elohim en situaciones que definitivamente representan solo una persona o personalidad. Por ejemplo, Elohim identifica la manifestación singular de Dios en forma humana a Jacob (Génesis 32:30). Los israelitas usaron la palabra elohim para el becerro de oro que hicieron el desierto (Exodo 32:1, 4, 8, 23, 31), pero sin embargo el relato bíblico indica claramente que había solo un becerro de oro (Exodo 32:4, 5, 8, 19-20, 24, 35). El Antiguo Testamento usa con frecuencia la palabra elohim para dioses paganos singulares como Baal-berit (Jueces 8:33), Quemos (Jueces 11:24), Dagón (Jueces 16:23), Baal-zebub (II Reyes 1:2-3), y Nisroc (II Reyes 19:37). La Biblia aun le aplica la palabra elohim a Jesucristo (Salmo 45:6; Zacarías 12:8-10; 14:5), y nadie sugiere que hay una pluralidad de personas en Jesús. Entonces la palabra Elohim no indica tres personas en la Deidad. Solo un ser llamado Elohim luchó con Jacob, solo un becerro de oro fue llamado elohim, y solo un Señor Jesucristo es Dios manifestado en carne.
Génesis 1:26
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen.” ¿Por qué usa este versículo un pronombre plural para Dios? Antes de contestar, notemos que la Biblia usa pronombres singulares para Dios cientos de veces. El próximo versículo usa el sentido singular para demostrar cómo Dios cumplió el versículo 26: “Y creó Dios al hombre a su imagen” (Génesis 1:27). Génesis 2:7 dice, “Entonces Jehová Dios formó al hombre.” Debemos entonces reconciliar la forma plural en 1:26 con la forma singular en 1:27 y 2:7. Debemos también mirar a la criatura imagen de Dios, que es el hombre. Prescindiendo de cómo identificamos los varios componentes que forman un hombre, un hombre definitivamente tiene una sola personalidad y voluntad. El es una sola persona en toda manera. Esto indica que el Creador a cuya imagen el hombre fue hecho es también un solo ser con una sola personalidad y voluntad. Cualquier interpretación de Génesis 1:26 que permite la existencia de más de una persona de Dios se encontrará con serias dificultades. Isaías 44:24 dice que solo Jehová creó los cielos, y que creó la tierra por sí mismo. De acuerdo a Malaquías 2:10, había solamente un Creador. Además, si la forma plural en Génesis 1:26 se refiere al Hijo de Dios, ¿cómo reconciliamos esto con el registro bíblico de que el Hijo no nació sino hasta por lo menos cuatro mil años después en Belén? El Hijo fue nacido de una mujer (Gálatas 4:4); si el Hijo estaba presente en el principio, ¿quién era su madre? Si el Hijo es un ser espiritual, ¿quién era su madre espiritual? Ya que Génesis 1:26 no puede significar dos o más personas en la deidad, ¿qué significa? Los judíos lo han interpretado tradicionalmente con el significado de que Dios habló con los ángeles en la creación. Esto no implica que los ángeles tomaron realmente parte en la creación, sino que Dios les informó acerca de sus planes y solicitó sus comentarios por cortesía y respeto. Por lo menos, en una ocasión más, Dios habló con los ángeles y solicitó sus opiniones al formular sus planes (1. Reyes 22:19-22). Y sabemos que los ángeles estaban presentes en la creación (Job 38:4-7).
Otros comentaristas han sugerido que Génesis 1:26, simplemente describe a Dios tomando consejo de su propia voluntad. Efesios 1:11 apoya este punto de vista, diciendo que Dios obra todas las cosas “según el designio de su voluntad.” Por analogía, esto es semejante a un hombre que dice “Vamos a ver” aun cuando está formulando sus planes a solas. Otros explican la pluralidad en este pasaje como una pluralidad majestuosa o literaria. Es decir, en la escritura u oración formal, el orador o el escritor frecuentemente se refiere a sí mismo en la forma plural, especialmente si el orador es de posición real. Se pueden citar ejemplos bíblicos de la forma plural para ilustrar esta costumbre. Por ejemplo, Daniel le dijo al Rey Nabucodonosor, “la interpretación de él diremos en presencia del rey” aunque solo Daniel procedió a darle la interpretación al rey (Daniel 2:36). El rey Artajerjes, en su correspondencia, alternó entre referirse a sí mismo en la forma singular y la forma plural. Una vez, él escribió, “La carta que nos enviasteis fue leída claramente delante de mí” (Esdras 4:18). En una carta a Esdras, Artajerjes dijo de sí mismo “mí” en un lugar (Esdras 7:13) pero “os hacemos” en otro lugar (7:24).
El uso de la forma plural en Génesis 1:26, también puede ser semejante a la forma plural Elohim en que denota la grandeza y majestad de Dios o los múltiples atributos de Dios. En otras palabras, el pronombre plural concuerda con y se sustituye por el sustantivo plural Elohim. Aun otra explicación, es que este pasaje describe la presciencia de Dios acerca de la futura llegada del Hijo, muy semejante a los pasajes proféticos de los Salmos. Debemos darnos cuenta de que Dios no vive en el tiempo. Sus planes le son reales, aunque están en lo que nos concierne a nosotros, en el futuro. El llama las cosas que no son como si fuesen (Romanos 4:17). Para El, un día es como mil años y mil años son como un día (2. Pedro 3:8). Su plan —el Verbo— existió desde el principio en la mente de Dios (Juan 1:1). En lo concierne a Dios, el Cordero fue inmolado antes de la fundación del mundo (1. Pedro 1:19-20; Apocalipsis 13:8). No es sorprendente que Dios pudiera transcurrir visualmente los corredores del tiempo y dirigir una declaración profética al Hijo. Romanos 5:14 dice que Adán era una figura de Aquel que había de venir, es decir, Jesucristo. Cuando Dios creó a Adán, El ya había pensado de la Encarnación y creó a Adán con aquel pensamiento en mente. Desarrollando esta idea un poco más, Hebreos 1:1-2 dice que Dios hizo el universo por el Hijo. ¿Cómo podría ser esto, Dado que el Hijo no entró en existencia sino hasta un punto del tiempo mucho más tarde que la creación? (Hebreos 1:5-6). (Véase el Capítulo 5). Para citar en paráfrasis a John Miller (citado en el Capítulo 5), Dios usó el papel de Hijo para hacer el mundo. Es decir, El basó todo en la futura llegada de Cristo. Aunque El no tomó la humanidad hasta que llegó el cumplimiento del tiempo, El la utilizó y actuó sobre ella desde el principio. El creó al hombre a imagen del futuro Hijo de Dios, y creó al hombre sabiendo que aunque el hombre pecaría, el futuro papel de Hijo proveería un medio de salvación. Dios creó al hombre para que el hombre le amara y le adorara (Isaías 43:7; Apocalipsis 4:11). Sin embargo, por razón de su presciencia Dios supo que el hombre caería en el pecado. Esto derrotaría el propósito de Dios al crear al hombre. Si el futuro solo consistía en esto, entonces Dios jamás habría creado al hombre. Sin embargo, Dios tenía en su mente el plan para la Encarnación y el plan de la salvación mediante la muerte propiciatoria de Cristo. Entonces, aunque Dios supo que el hombre pecaría, supo también que mediante el Hijo de Dios el hombre podría ser restaurado y podría cumplir con el propósito original de Dios. Es aparente entonces, que cuando Dios creó al hombre, El tenía en mente la futura llegada del Hijo. Es en este sentido que Dios creó los mundos por medio del Hijo o usando al Hijo, pues sin el Hijo, el propósito entero de Dios de crear al hombre hubiera fracasado. En resumen, Génesis 1:26 no puede significar una pluralidad en la Deidad, pues eso contradiría a las demás Escrituras. Hemos ofrecido varias explicaciones armonizantes. (1) Los judíos y muchos cristianos lo consideran como una referencia a los ángeles. Muchos otros cristianos lo consideran como (2) una descripción de Dios tomando consejo de su propia voluntad, (3) una pluralidad majestuosa o literaria, (4) un pronombre que simplemente concuerda con el sustantivo Elohim, o (5) una referencia profética a la futura manifestación del Hijo de Dios. Otros Pronombres Plurales En el Antiguo Testamento, hay unas cuantas veces cuando Dios usó pronombres plurales, por ejemplo, Génesis 3:22, 11:7, e Isaías 6:8. Una lectura de estos versículos de la Escritura demostrará que pueden fácilmente significar Dios y los ángeles (los tres versículos) o posiblemente Dios y los justos (Isaías 6:8). Cualquiera de las primeras cuatro explicaciones dadas para Génesis 1:26 podría explicar adecuadamente el uso plural en estos pasajes. El Significado de Uno (Hebreo, Echad) Sin claudicar, la Biblia declara que Dios es uno (Deuteronomio 6:4). Algunos trinitarios sugieren que uno con respecto a Dios significa uno en unidad o armonía en vez de absolutamente uno en valor numérico. Ellos apelan a la palabra hebrea echad para apoyar esta teoría, palabra que la Biblia usa para expresar el concepto de un solo Dios. La palabra aparentemente puede significar de igual manera uno en unidad y uno numéricamente, pues Strong la defiene como “unido, primeramente uno.” Ejemplos bíblicos del uso de la palabra en el sentido de absoluta singularidad numérica nos ayudan a entender: una lista de reyes cananitas, cada cual designado por la palabra echad (Josué 12:9-24); el profeta Micaías (1. Reyes 22:8); Abraham (Ezequiel 33:24); una lista de puertas, cada cual designada por echad (Ezequiel 48:31-34); y el ángel Miguel (Daniel 10:13). Por cierto, en cada uno de estos casos echad significa uno en valor numérico. En vista de los muchos pasajes del Antiguo Testamento que describen en términos inequívocos la absoluta unicidad de Dios (véase el Capítulo 1, en especial las referencias escriturales en Isaías), es evidente que echad, cuando se usa respecto a Dios, sí significa la absoluta unicidad numérica de su Ser. En el extremo de que echad sí transmitiera un concepto de unidad o armonía, connotaría una unidad o armonía de los múltiples atributos de Dios, y no una unión cooperativa de personas separadas. Si echad no significa uno en número, entonces no tenemos defensa alguna contra el politeísmo, pues tres (o más) dioses separados podrían ser uno en mente y propósito. Sin embargo, la intención del Antiguo Testamento es claramente la de negar el politeísmo, y sí usa echad para significar uno en valor numérico. Las Teofanía Una teofanía es una manifestación visible de Dios (Véase el Capítulo 2). Ya que Dios es omnipresente, El puede manifestarse en el mismo momento a diferentes personas en diferentes lugares. No se requiere de un concepto de más de un solo Dios para explicar alguna de las teofanías; el único Dios puede manifestarse en cualquier forma, en cualquier tiempo y en cualquier lugar. Analicemos teofanías específicas o supuestas teofanías que se usan frecuentemente para apoyar el concepto de una Deidad compuesta de múltiples personas. Aparición a Abraham Génesis 18:1 dice que Jehová apareció a Abraham en las llanuras de Mamre. El versículo 2 dice que Abraham miró y vio a tres hombres. Algunos trinitarios intentan usar a estos tres “hombres” para comprobar la existencia de una trinidad de Dios. Sin embargo, el versículo 22 revela que dos de los “hombres” dejaron a Abraham y partieron hacia Sodoma, pero Jehová permaneció un tiempo más para hablar con Abraham. ¿Quienes eran los otros dos hombres? Génesis 19:1 dice que dos ángeles llegaron a Sodoma esa tarde. Claramente, las tres manifestaciones humanas que aparecieron a Abraham
eran Jehová y dos de sus ángeles.
La interpretación de algunos, es que Génesis 19:24 significa dos personas: “Entonces Jehová hizo llover sobre Sodoma y sobre Gomorra azufre y fuego de parte de Jehová desde los cielos.” Sin embargo, esto no significa que un Jehová en la tierra le pidió a otro Jehová en los cielos que hiciera llover fuego, porque hay solamente un Jehová (Deuteronomio 6:4). Más bien, es un ejemplo de volver a declarar algo en palabras diferentes. Muchos pasajes del Antiguo Testamento expresan una idea de dos maneras diferentes, como un mecanismo literario o como un medio para enfatizar. No hay ninguna evidencia de que Dios se quedó y viajó a Sodoma para dirigir su caída después de su manifestación temporal a Abraham. La Biblia solo dice que dos ángeles fueron a Sodoma. Debemos notar que ambas declaraciones describen a Jehová estando en un solo lugar y haciendo una sola cosa: en el cielo, haciendo llover fuego. El Angel de Jehová Hemos considerado este tópico en el Capítulo 2. Muchos pasajes que describen una visitación del Angel de Jehová, también indican que el ángel era realmente una manifestación de Jehová mismo. Esto no es ningún problema; es fácil que el Dios singular se manifieste en forma angelical. Unos cuantos pasajes describen al ángel de Jehová como un ser aparte de Jehová. Entonces, estos pasajes deben referirse a un ángel literal, a pesar de lo que el “ángel de Jehová” sea en otros pasajes. En verdad, es posible interpretar el significado de la mayoría (y algunos dicen que todos) de los pasajes que mencionan el “ángel de Jehová” como un ángel literal y no como una manifestación de Dios. Desde este punto de vista, los pasajes que atribuyen al ángel hechos de Jehová, no significan que el ángel es Jehová mismo. Más bien, significan que Jehová llevó a cabo aquellos hechos al delegarlos a un ángel. Por ejemplo, Jehová habló o Jehová apareció al enviar a un ángel para hablar o aparecer. Entonces hay dos maneras de explicar los pasajes que mencionan el “ángel de Jehová” de una manera que es consistente con un solo Dios. Primeramente, podemos concordar que el ángel de Jehová es una manifestación de Dios en algunos pasajes, pero solamente es un ángel en los pasajes que claramente describen a dos seres. Alternativamente, podemos aseverar que el ángel de Jehová no describe una manifestación real de Dios, sino solamente a un ángel que actúa como agente y mensajero de Dios. Las palabras hebreas y griegas para ángel, simplemente significan mensajero. Los pasajes más complejos que se relacionan con el ángel de Jehová se encuentran en Zacarías. Zacarías 1:7-17 describe una visión vista por el profeta. En la visión, él vió entre los mirtos a un hombre en un caballo alazán. Un ángel empezó entonces a hablarle a Zacarías. El hombre entre los mirtos fue identificado como el ángel de Jehová. Se presume que era el ángel que hablaba con Zacarías, aunque algunos piensan que dos ángeles estaban presentes. En todo caso, el ángel de Jehová habló con Jehová y Jehová le respondió (versículos 12-13), comprobando entonces que el ángel de Jehová no era Jehová, por lo menos en este pasaje. Entonces, el ángel que hablaba con Zacarías proclamó lo que Jehová había dicho (versículos 14-17). Entonces, el ángel no era Jehová; más bien, actuaba simplemente como un mensajero y repetía lo que Jehová había dicho. Zacarías le dijo señor (versículo 9, hebreo adón, que significa maestro o gobernador) al ángel, pero no le dijo Señor (Adonai) o Jehová. Por supuesto, señor no es un término que se reserva solamente para Dios, como lo es Señor; porque es posible dirigirse correctamente a un hombre por el título señor (Génesis 24:18).
Zacarías 1:18-21 describe dos visiones adicionales. En su visión de los cuatro cuernos, Zacarías hizo una pregunta, el ángel la contestó, y Jehová dio una visión de cuatro carpinteros (versículos 18-20). Entonces Zacarías hizo otra pregunta y “él” respondió (versículo 21). El que respondió en el versículo 21 era el mismo ángel que había estado hablando desde el principio — el mismo que menciona el versículo 19. Si el que estaba hablando en el versículo 21 era realmente Jehová, entonces Jehová estaba hablando en aquel versículo usando al ángel. Entonces, en este pasaje, Jehová dio las visiones y el ángel fue quien las explicó. Esto no requiere que el ángel sea Dios. En Zacarías 2:1-13 hallamos a un segundo ángel que declaró haber oído la palabra de Jehová que el primer ángel dijo a Zacarías. Nuevamente, esto no significa que el segundo ángel era Dios sino solo que estaba transmitiendo el mensaje de Dios. Esto indica que el primer ángel definitivamente no era Dios o ya hubiera sabido en qué consistía el mensaje de Dios.
Zacarías 3:1-10 presenta otra situación. Primeramente, Josué estaba delante del ángel de Jehová y delante de Satanás (versículo 1). “Y dijo Jehová a Satanás: Jehová te reprenda” (versículo 2). La explicación más fácil de este pasaje, es decir que el profeta escribió “dijo Jehová” significando que Jehová lo dijo por medio del ángel. Es por esto que las palabras habladas eran “Jehová te reprenda” en vez de “yo te reprendo”. En segundo lugar, el ángel empezó a hablarle a Josué como si el ángel fuera Dios (versículos 3-4). Quizás la explicación más fácil es que el ángel era un mensajero que transmitía la palabra de Dios. Finalmente, el pasaje describe claramente al ángel como un mensajero de Dios y no como Dios mismo, porque el ángel comenzó a usar la frase “dice Jehová” (versículos 6-10).
La explicación más lógica acerca de los ángeles de Zacarías, se puede resumir de la siguiente manera. A través del Libro de Zacarías, el ángel de Jehová no era Jehová, sino un mensajero de Jehová. Esto a veces es obvio porque el ángel usa frases como “así dice Jehová,” mientras que otros versículos omiten esta frase explicativa o calificativa. Jehová habló en todos estos pasajes usando su ángel. Hay otras explicaciones posibles, como las tres que siguen: el ángel no era Jehová pero tenía el nombre de Jehová investido en él; el ángel no era Jehová en los capítulos 1 y 2 pero sí era Jehová en el capítulo 3; o Jehová habló directamente a Zacarías en Zacarías 3:2 y 3:4 mientras el ángel observaba silenciosamente. En suma, no tenemos que aceptar dos personas de Dios para explicar los pasajes del “ángel de Jehová.” Por cierto, los judíos no tienen problema alguno en reconciliar el ángel de Jehová con su creencia en el monoteísmo absoluto. El Hijo y Otras Referencias Al Mesías En el Antiguo Testamento hay varias referencias al Hijo. ¿Estas significan una dualidad en la Deidad? ¿Comprueban un Hijo preexistente? Analicemos estos pasajes para contestar estas preguntas. El Salmo 2:2 habla de Jehová y su ungido. El Salmo 2:7 dice, “Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy.” El Salmo 8:4-5 habla acerca del hijo del hombre. El Salmo 45:6-7 y el Salmo 110:1 también contienen referencias bien conocidas acerca de Jesucristo, el primero lo describe igualmente como Dios y como un hombre ungido, y el postrero lo describe como el Señor de David. Proverbios 30:4, Isaías 7:14, e Isaías 9:6 también mencionan al Hijo. Sin embargo, una lectura de estos versículos de la Escritura demostrarán que cada uno de ellos es de naturaleza profética. Los capítulos 1 y 2 de Hebreos citan cada uno de los pasajes de los Salmos que acabamos de mencionar y los describen como profecía cumplida por Jesucristo. Entonces, los pasajes de los Salmos no son conversaciones entre dos personas de la Deidad, sino retratos proféticos de Dios y de Cristo el hombre. Describen a Dios engendrando y ungiendo al hombre Cristo (Salmo 2:2-7), al hombre Cristo sometiéndose a la voluntad de Dios y llegando a ser un sacrificio por el pecado (Salmo 45:6-7), y a Dios glorificando y dando poder al hombre Cristo (Salmo 110:1). Todo esto aconteció cuando Dios se manifestó en carne como Jesucristo. (Para mayor información sobre las supuestas conversaciones en la Deidad, véase el Capítulo 7. Para una explicación completa de la diestra de Dios que se menciona en el Salmo 110:1, véase el Capítulo 9). Los pasajes de Isaías son claramente proféticos, ya que hablan en el sentido futuro. En total, las referencias al Hijo en el Antiguo Testamento miran hacia el día futuro cuando el Hijo sería engendrado. No hablan de dos Dioses o dos personas en Dios, sino más bien de la humanidad en la cual se encarnaría Dios. De manera semejante, otras referencias del Antiguo Testamento al Mesías son proféticas y lo representan igualmente como Dios y hombre (Isaías 4:2; 42:1-7; Jeremías 23:4-8; 33:14-26; Miqueas 5:1-5; Zacarías 6:12-13). Cualquier dualidad evidenciada en estos versículos de la Escritura indican una distinción entre Dios y la humanidad del Mesías.
Para una discusión del cuarto hombre en el fuego (Daniel 3:25), véase el Capítulo 2. Aquel pasaje no se refiere al Hijo de Dios engendrado en el vientre de María, sino a un ángel, o posiblemente (pero dudosamente) a una teofanía temporal de Dios.
EL VERBO DE DIOS
El Verbo de Dios Nadie puede mantener con seriedad que en el Antiguo Testamento, el Verbo (la Palabra) de Dios es una segunda persona en la deidad. El Verbo (la Palabra) de Dios forma parte de El y no puede separarse de El. El Verbo de Dios no implica una segunda persona, tal como la palabra de un hombre no implica que él se componga de dos personas. Dice el Salmo 107:20, “Envió su palabra.” Isaías 55:11 dice, “Así será mi palabra que sale de mi boca.” De estos versículos de la Escritura, es obvio que el Verbo (la Palabra) es algo que le pertenece a El y es una expresión que proviene de El, no una persona aparte en la Deidad.
La Sabiduría de Dios
Algunos perciben una distinción entre personas en las descripciones de la sabiduría de Dios, en particular las que se encuentran en Proverbios 1:20-33, 8:1-36, y 9:1-6. Sin embargo, estos pasajes de la Escritura meramente personifican la sabiduría como un aparato literario o poético. Todos estamos familiarizados con muchos ejemplos de la literatura donde un autor personifica una idea, emoción, u otra cosa impalpable para proveer énfasis, vividez, e ilustración. El absoluto error de tratar de hacer que la personificación literaria de la sabiduría en la Biblia implique una distinción personal en Dios se demuestra claramente, pues ¡todos estos pasajes personifican a la sabiduría como una mujer! Entonces, si la sabiduría es la segunda persona de la Deidad, la segunda persona es del sexo femenino.
La manera correcta de considerar a la sabiduría en la Biblia es considerarla como un atributo de Dios — parte de su omnisciencia. El utilizó su sabiduría cuando creó el mundo (Salmo 136:5; Proverbios 3:19; Jeremías 10:12). Tal como la sabiduría de un hombre no es una persona distinta de él mismo, así también la sabiduría de Dios no es una persona aparte de El. La sabiduría es algo que Dios posee y algo que El puede impartirle al hombre.
Por supuesto, debido a que Cristo es Dios manifestado en carne, toda la sabiduría de Dios está en Cristo (Colosenses 2:3). El es la sabiduría de Dios tanto como el poder de Dios (1. Corintios 1:24). Esto no significa que Cristo es una persona aparte de Dios, sino más bien que en Cristo habita toda la sabiduría y todo el poder de Dios (juntamente con los otros atributos de Dios). Por medio de Cristo, Dios revela su sabiduría y poder al hombre. La sabiduría es simplemente un atributo de Dios descrito en el Antiguo Testamento y revelado mediante Cristo en el Nuevo Testamento.
Santo, Santo, Santo
¿Esta repetición triple de Isaías 6:3, implica de alguna manera que Dios es una trinidad? No pensamos que esta teoría sea muy creíble. La repetición doble o triple era una práctica literaria hebrea que era muy común, y ocurre muchas veces en la Escritura. Básicamente, se usaba para dar énfasis adicional. Por ejemplo, Jeremías 22:29 dice, “¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra de Jehová.” Ciertamente este versículo de la Escritura no indica tres tierras. (Si la repetición triple de la palabra santo tiene algún otro significado, es una sugerencia de la existencia pasada, presente, y futura de Dios grabada en Apocalipsis 4:8.) Concluimos que “santo, santo, santo” enfatiza fuertemente la santidad de Dios y no implica una pluralidad de personas.
Repeticiones de Dios o Jehová
¿Hay evidencia de una pluralidad de personas por repetir Dios, Señor, o Jehová en el mismo versículo, tal como repeticiones triples (Números 6:24-26; Deuteronomio 6:4) y repeticiones dobles (Génesis 19:24; Daniel 9:17; Oseas 1:7)? Una lectura de estos pasajes de la Escritura demostrará que ellos no indican una pluralidad en la Deidad. Vamos a analizarlos brevemente.
Números 6:24-29 es simplemente una bendición tripartita. Deuteronomio 6:4 dice que Dios es uno. Dos de las repeticiones de aquel versículo son “Jehová Dios.” ¿Significa esto que se indica a dos personas cada vez que aparece la frase Jehová Dios? Claro que no. Simplemente se identifica al único Dios como a ningún otro que Jehová, a quien Israel adoraba. Ya hemos considerado a Génesis 19:24 en otra parte de este capítulo. En Daniel 9:17, el profeta meramente habla de Dios en tercera persona, y en Oseas 1:7 Dios habla de sí mismo en tercera persona. Esto no es extraño, pues en el Nuevo Testamento Jesús habló de sí mismo en tercera persona (Marcos 8:38). En resumen, todos los pasajes de la Escritura que repiten las palabras Dios, Señor, Jehová, o algún otro nombre para Dios, se conforman al uso normal y común. Ninguno de ellos sugiere una pluralidad en la Deidad.
El Espíritu de Jehová
Varios pasajes del Antiguo Testamento mencionan el Espíritu de Jehová. Esto no presenta ningún problema, pues Dios es un Espíritu. La frase “Espíritu de Jehová” meramente enfatiza que Jehová es en realidad un Espíritu. Enfatiza además la obra de Jehová entre los hombres y sobre los individuos. No sugiere una pluralidad de personas, al igual que cuando hablamos del espíritu de un hombre. Por cierto, Jehová hace entender esto claramente cuando habla de “el Espíritu mío” (Isaías 59:21).
Jehová el Señor y Su Espíritu
Esta frase hallada en Isaías 48:16 no indica dos personas, así como las frases “un hombre y su espíritu” o “un hombre y su alma” no se refieren a dos personas. Por ejemplo, el rico habló a su alma (Lucas 12:19), pero esto no significa que él consistía de dos personas. “Jehová el Señor” significa el total de Dios en toda su gloria y trascendencia, mientras que “su Espíritu” se refiere al aspecto de El, con el cual el profeta ha tenido contacto y que se ha movido sobre el profeta. El siguiente versículo (Isaías 48:17) habla de “el Santo de Israel,” no los dos santos o tres santos. Isaías 63:7-11 habla de Jehová y “su santo espíritu,” mientras que Isaías 63:14 habla de “el Espíritu de Jehová.” Claramente, no existe ninguna distinción entre Espíritu y Jehová. (Para ver muchos ejemplos del Nuevo Testamento en los cuales y no significa una distinción entre personas, diríjase al Capítulo 9). Jehová es un Espíritu, y el Espíritu de Jehová es simplemente Dios en acción.
El Anciano de Días Y El Hijo del Hombre
Daniel vio una visión registrada en Daniel 7:9-28, en la cual vio a dos figuras. El primer ser que vio Daniel se llamaba el Anciano de Días. Tenía un vestido blanco como la nieve, pelo como lana limpia, un trono como fuego, y ruedas como fuego. El se sentaba sobre el trono y juzgaba a miles y miles de personas. Entonces Daniel vio a “uno como un hijo de hombre” acercándose al Anciano de Días. A este hombre le fue dado un dominio eterno sobre todos los pueblos y un reino eterno. Algunos trinitarios interpretan esta visión diciendo que trata de Dios Padre y Dios Hijo. Sin embargo, examinemos más de cerca este relato.
En el Libro de Apocalipsis, ¡parece que el Anciano de Días es Jesucristo mismo! Apocalipsis 1:12-18 describe a Jesucristo como vestido de una ropa blanca, con cabello blanco como lana, ojos como llama de fuego, y pies como bronce bruñido, refulgente como en un horno. Además, muchos pasajes de la Escritura explican que Jesucristo el Hijo del hombre será el juez de todos los hombres (Mateo 25:31-32; Juan 5:22, 27; Romanos 2:16; 2. Corintios 5:10). Es más, Jesús se sentará sobre el trono (Capítulo 4). En la visión de Daniel, el cuerno (anticristo) hizo guerra hasta que vino el Anciano de Días (Daniel 7:21- 22), pero sabemos que Jesucristo volverá a la tierra y destruirá los ejércitos del anticristo (Apocalipsis 19:11-21). En definitiva, hallamos que en Apocalipsis, Jesús equivale a la descripción del Anciano de Días de Daniel 7. Si el Anciano de Días en Daniel 7 es el Padre, entonces Jesús debe ser el Padre.
En Daniel 7:13, uno como un hijo de hombre viene al Anciano de Días y recibe de El dominio. ¿Quién es? El escenario parece ser una visión de un hombre que representa a los santos (creyentes) de Dios. Esta explicación es, probablemente, la que es más consistente con el capítulo. Daniel recibió la interpretación de la visión empezando con el versículo 16. El versículo 18 dice que los santos del Altísimo poseerán el reino para siempre. Luego, el versículo 22 dice que los santos poseerán el reino. Los versículos 26-27 dicen que el reino y el dominio (las mismas palabras como el versículo 13) serán dados a los santos del Altísimo, y este reino es un reino eterno. Por supuesto, el versículo 27 concluye diciendo que todos los reinos están finalmente bajo Dios.
Entonces, Daniel 7:16-28 nos da la interpretación de 7:9-14. Por sus propios términos, el capítulo identifica al que era “como un hijo de hombre” como una representación de los santos de Dios. Debemos tener en mente que en el Antiguo Testamento “hijo de hombre” puede referirse a cualquier hombre individual (Ezequiel 2:1) o a la humanidad en general (Salmo 8:4; 146:3; Isaías 51:12). En el Salmo 80:17 la frase indica a un hombre a quien Dios ha dado soberanía y poder. Entonces, la interpretación que dice que “hijo de hombre” representa a los santos es consistente con el uso de la frase en otros pasajes de la Escritura.
Algunos igualan el “como un hijo de hombre” de Daniel con Jesucristo, ya que Jesús frecuentemente se llamaba a sí mismo el Hijo del hombre. Sin embargo, esta interpretación ignora la interpretación dada por el mismo Daniel 7. Si Daniel quiso referirse a Cristo, ¿por qué no le llamó el Mesías como lo hizo en 9:25? Además, aunque el “hijo de hombre” en Daniel fuera Jesucristo, “uno como hijo de hombre” no necesariamente lo sería. En efecto, la estructura fraseológica podría indicar que el hombre en la visión de Daniel no es Jesús, sino alguien parecido a El, es decir, los santos o la iglesia. Sabemos que los santos son hijos de Dios, coherederos con Cristo, hermanos de Cristo, conformados a la imagen de Cristo, y como Cristo (Romanos 8:17, 29; 1. Juan 3:1-2).
De todos modos, debemos recordar que la visión de Daniel era de naturaleza profética y no era descriptiva de una situación actual en su tiempo. Si presumimos que Jesucristo es el hombre en Daniel 7, entonces a lo máximo la visión demuestra los dos papeles de Jesús, de Padre y de Hijo. No puede enseñar dos personas porque el Anciano de Días es identificado como Jesús en su divinidad. A lo más, este pasaje puede retratar la naturaleza y el papel dual de Cristo, muy parecido a la visión en Apocalipsis 5 de Aquel que estaba en el trono (Dios en toda su Deidad) y el Cordero (Jesús en su papel humano y sacrificial). (Véase el Capítulo 9 para una explicación plena de este pasaje de Apocalipsis).
En conclusión,
“uno como un hijo de hombre” en Daniel 7 representa a los santos quienes heredarán el reino de Dios. Si se refiere a Jesucristo, entonces le describe en su papel humano tal como el Anciano de Días le describe en su papel Divino.
Compañero de Jehová
En Zacarías 13:7, Jehová habló del Mesías y le llamó “el hombre compañero mío.” La clave para entender este versículo de la Escritura es darse cuenta de que Jehová describía a un “hombre.” Es decir, El hablaba acerca del hombre Cristo Jesús, diciendo que este hombre sería su compañero o alguien cercano a El. Este versículo no describe a un Dios llamando a otro Dios “el Dios compañero mío.” Solamente el inocente hombre Cristo podría acercarse al santo Espíritu de Dios y ser realmente cercano a Dios. Es por eso que 1. Timoteo 2:5 dice, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.” Por supuesto, por medio de Cristo, nosotros todos podemos alcanzar la comunión con Dios.
Conclusión
El Antiguo Testamento no enseña ni implica una pluralidad de personas en la Deidad. Podemos explicar de manera satisfactoria todos los pasajes usados por algunos trinitarios para enseñar una pluralidad de personas, armonizándolos con los otros muchos pasajes que enseñan de manera inequívoca el monoteísmo estricto. Ciertamente los judíos no han hallado dificultad alguna en aceptar todo el Antiguo Testamento como la Palabra de Dios, adhiriéndose a la vez a su creencia en un solo Dios indivisible. De principio a fin, y sin contradicción, el Antiguo Testamento enseña la hermosa verdad de un solo Dios.
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